Es gracioso, cariñoso, infantil, especial, descuidado, simpático, dulce, alegre, quejica, imprudente, tiene manías que no puedo soportar. No he contado las veces que me ha dicho te quiero o te amo, pero sé que son muchas. Ve lo bello de la vida donde nadie más lo puede ver. Siempre está ahi a cada momento a mi lado. Es la única persona que sabe sacarme de quicio, pero me encanta. No me hace falta ser fuerte, el lo es por mi. No permite que llore, el lo hace por los dos. Ni la cosa más transparente se parece a lo transparente que puede llegar a ser cuando me mira a los ojos. El espera, nunca abandona. La primera vez que le conocí de verdad, me enamoré de él. Aunque no lo admita, se preocupa demasiado por mi. Soy orgullosa y cabezota, pero si no es con él y él no es conmigo que mis latidos se paren porque ya no le encontraría sentido. Todas las personas de este planeta lo llamarían de cualquier otra forma, pero siguen pasando los días y sigo sin encontrar la definición exacta de esto. Pero es inútil intentar que todos lo comprendan, porque nunca fue necesario definir un sentimiento tan pequeño, y a la vez tan grande. Solo hace falta sentirlo.