GRACIAS PEQUEÑA.
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Como un cigarro para un fumador. Como ese último sorbo de ginebra para un alcohólico. Como ese chute para un drogadicto. Eres pura adicción. Eres como esas mañanas de sol en invierno, como esos soplos de viento en verano. Eres el placer de tocar el suelo con los pies descalzos o el lado más frio de la cama en verano. Eres todo lo bueno y todo lo malo. Eres todo lo que me hace bien y a la vez mal. Eres lo que quiero y lo que no quiero ver. Muchas veces te conviertes en algo más que todo eso. Te conviertes en pura adicción. Algo más, algo fuerte, distinto a los sentidos. Eres todo lo que me hace desvariar.
De llorar de felicidad, de gritar de rabia, de correr bajo la lluvia sin poder parar de reír, de que se te caiga el mundo encima. De no hacer caso de nada que te digan. De saber que lo que haces no es lo correcto y aún así hacerlo, de sonrisas cómplices, de pegar un portazo, de perder el control, de dejar de pensar y de promesas por cumplir. De caerse del sueño, de mirar fotos, de saber que no te gustaría la verdad, de ver cómo se le llenan poco a poco los ojos de lágrimas, de abrazos largos y de frases cortas. De recordar una sonrisa, de levantar la mano para tocar el cielo y que parezca que realmente lo tocas con la punta de los dedos.
No existe el olvido, no se puede olvidar a una persona o un hecho, simplemente, se supera. Superas relaciones, superas miedos, superas perdidas, superas heridas, continuamente superamos cosas, pero no las olvidamos. No desaparecen de un día para el otro ni de un año a otro de nuestra mente, simplemente comenzamos a darle importancia a otras cosas u otras personas que nos van alejando de lo que nos causa daño hasta que logramos que no nos afecten más.Es una cuestión más que nada, de tiempo...
Lo digo porque estoy enamorada de él y es de las pocas cosas que tengo clara en la vida, de las que no tengo ninguna duda. ¿Sabes por qué? Porque él es perfecto para mi, y no solo porque crea que es el hombre más inteligente y atractivo del mundo. Son sus defectos los que lo hace maravilloso. Por ejemplo sale de la ducha, y lo pone todo perdido de agua, es un desastre, es tremendo, pero esta tan guapo, y su piel es tan bonita. Y parece como un niño pequeño que necesita que lo protejan. Y no es verdad porque él es fuerte, es muy fuerte, y por mal que vengan las cosas él siempre está ahí, la vida es mucho mejor cuando él está a mi lado, y eso nunca lo pondría en peligro...
No creo en la suerte, ni en el destino. No soy supersticiosa. No creo en los gatos negros o en los espejos rotos. No creo en las personas, ni en los dioses. Soy atea. Pero creo en los vínculos entre las personas, que nos hacen ser valientes. Que sacan la fuerza que necesitamos. Creo en el paso del tiempo. En la vida, que nos pone a prueba de la manera más salvaje. Creo en la ley del más fuerte. El mundo necesita algo en qué creer. Yo creo en tí, incluso más que en mí.
Y se dejo llevar. Se comió el mundo con su sonrisa. Y recordó entre lágrimas miles de recuerdos felices. Dejó atrás los instantes tristes. Y se armó de valor. Entonces decidió ser feliz. Comprendió que a pesar de no quererlo se tenía que crecer, aunque con ello llegaran mil cosas que dolieran más. Pero también comprendió que esa niña, la niña que la había acompañado toda la vida, estaría siempre ahí.
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